jueves, 21 de octubre de 2010

XXV Encuentro Nacional de Mujeres: ¡Bienvenidas!

TEXTO COMPLETO DEL DOCUMENTO DE APERTURA:

Mujeres del país:
¡Bienvenidas al XXV Encuentro Nacional de Mujeres!

Bienvenidas a todas, porque el Encuentro somos todas: las trabajadoras ocupadas y desocupadas, las jubiladas, las estudiantes, las profesionales, las campesinas, las intelectuales, las artistas, las hermanas de los pueblos originarios, las militantes, las amas de casa. Este es el espacio que miles de mujeres hemos construido con alegría y esfuerzo durante estos años, a pesar de todos los que han intentado acallar las voces de las mujeres, romperlo, desvirtuarlo. Por eso podemos decir que el Encuentro somos todas. Estos veinticinco Encuentros demuestran que las mujeres podemos organizarnos, podemos unirnos, podemos escucharnos, tener diferencias y coincidencias, podemos avanzar juntas para resolver lo que cotidianamente nos atraviesa por ser parte del pueblo y ser mujeres.


Este XXV Encuentro se hace en nuestra provincia, Entre Ríos. Una tierra con agua, suelo y clima para todos, pero con una estructura económica que expulsa a sus hijos y los hacina en la precariedad. Una provincia con economía extractiva en el monte, en el suelo, en los ríos. Entre Ríos no es de los entrerrianos sino de Cargill, Monsanto, Swift, Tres Arroyos, Carrefour, Walmart, los pooles de siembra, los terratenientes, los grupos concentrados, los grandes propietarios de adentro y de afuera. La soja desplaza hoy a las economías regionales y expulsa a los más pobres del campo, envenenando sistemáticamente a nuestros pueblos. Esto con la complicidad de un gobierno provincial que se arrodilla frente a la billetera del gobierno nacional dándole la espalda al pueblo entrerriano y renegando de nuestra historia de lucha por un país más federal, verdaderamente independiente.
Este XXV Encuentro Nacional estará atravesado por la situación de todas sus protagonistas, que somos las que más sufrimos en nuestros cuerpos las consecuencias de la crisis, que soportamos en nuestras espaldas el peso de los hombres sin trabajo, de los chicos con hambre, de la falta de salud y educación. Somos las que más sufrimos, y por eso somos las primeras en salir a la lucha, en la Argentina y el resto del mundo, para enfrentar lo que sea necesario enfrentar.
Hacemos el XXV Encuentro en el año del Bicentenario de la Revolución de Mayo, y hacemos nuestra la herencia de lucha de mujeres como Micaela Guyunusa, Juana Azurduy, Micaela Bastidas, Manuela Pedraza, y las miles que no quedaron en los libros de historia, pero que lucharon por tener una patria para todos y todas, libre, federal, igualitaria, justa e independiente.
Estamos hoy dándoles la bienvenida a nuestra ciudad en el Parque Berduc, un lugar que tiene un enorme significado para nosotras, porque representa la lucha de los entrerrianos por recuperar y mantener los espacios públicos en manos de todos y por una mejor calidad de vida en nuestra ciudad.  También este lugar es una cita de honor, porque en este Parque asesinaron a Eloísa Paniagua, una de las tres víctimas de la represión estatal durante el Argentinazo de diciembre de 2001 junto a Romina Iturain y José Daniel Rodriguez, asesinatos que siguen impunes.
Paraná es la ciudad argentina con mayor índice de desocupación: una de cada cuatro mujeres no tiene trabajo. La Asignación Universal por Hijo, una conquista del movimiento de desocupados de todo el país, está lejos de resolver la situación de las familias más vulnerables. El trabajo precarizado y no registrado, las condiciones insalubres, la superexplotación, el maltrato hacia las mujeres en los ámbitos laborales, la falta de oportunidades y el no cumplimiento del principio de igual remuneración por igual trabajo, son moneda corriente para las mujeres entrerrianas. Presionadas por los ritmos de trabajo y la superexplotación, muchas mujeres dejan su salud y hasta sus vidas, como el caso de Marcela Ortega, de 32 años, que murió de un paro cardíaco porque la Kraft no la autorizó a retirarse de la fábrica antes de tiempo. 
El lugar que las mujeres tenemos  asignado socialmente hace que la jornada no termine al salir de trabajar, y nos convierten en las principales responsables de la salud y la educación de la familia y nuestros hijos.   
 Cecilia Prediger, Gabriela Steimbrecher, Raquel  Terra, Graciela Peralta, Nancy Musico, Silvia Ramon, Susana Coronel, Beatriz Santa Cruz y Camila Silgueira Quintana son las entrerrianas víctimas de femicidios en lo que va de 2010. Estos crímenes son el desenlace de largas historias de violencia y acoso, siguen impunes y se suman a los de cientos de mujeres muertas a causa de la violencia de género. Exigimos al Estado que sea parte de la solución a  las situaciones de violencia, que ponga en marcha políticas de prevención y destine financiamiento para su ejecución, para que las mujeres no terminemos siendo una noticia repetida en la sección policiales de los diarios. 
Las miles de mujeres que ingresan a los hospitales públicos por complicaciones a causa de abortos clandestinos, son humilladas y culpabilizadas. Exigimos que se avance en el protocolo de atención post aborto, y que se reglamente y se haga efectiva la figura de aborto no punible, para que las mujeres que han sido violadas no vuelvan a ser nuevamente victimizadas e ignoradas por el Estado. Las mujeres hemos avanzado en la discusión sobre el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, y muchas de nosotras levantamos la consigna construida a lo largo de estos veinticinco Encuentros: Educación Sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar, Aborto legal para no morir.
Las encuentreras luchamos por la libertad de Romina Tejerina, y junto a muchas mujeres hemos logrado arrancar la media sanción de la ley de infanticidio. Y seguimos luchando para que en Entre Ríos y en todo el país no haya más Rominas, y que las mujeres no lleguen a situaciones extremas como las de Rita Cerrudo o LG de Hasenkamp. 
Hace seis años que Fernanda Aguirre fue secuestrada en la ciudad de San Benito. Su madre, María Inés Cabrol, murió a mediados de este año, sin saber qué pasó con su hija, pero sin dejar de buscarla. Las entrerrianas estamos hoy comprometidas a tomar en nuestras manos su lucha inclaudicable, y a seguir buscando a Fernanda y a todas las mujeres y niñas que son víctimas de las redes de prostitución y trata, como es el caso de Sofía de Tierra del Fuego. En Entre Ríos hay un solo procesado por este tipo de delitos. La ruta 14, que atraviesa nuestra provincia, es conocida como “la ruta de la trata”, y Entre Ríos es hoy considerada zona de ablande de las mujeres que son sometidas a la esclavitud sexual. El 90% de las víctimas de las redes de trata provienen de nuestra región. En el último año se han registrado 500 nuevas víctimas de las redes de trata en todo el país. Esto no sería posible sin la complicidad de políticos, el aparato represivo del Estado y clientes que son parte de este negocio, o en el mejor de los casos, miran para otro lado. Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos son las provincias de donde provienen los proxenetas más importantes que operan en las redes de trata y envían a las mujeres a cabarets y whiskerías en todo el país. En nuestro territorio hay habilitadas 101 whiskerías, donde mujeres como Marta Rodríguez encuentran en la muerte la única salida. Las redes de trata de personas, vinculadas al tráfico de drogas, también operan para “reclutar” mujeres y niños que son explotados laboralmente en fincas, granjas de pollos, entre otras.
La situación de las mujeres se agrava y profundiza porque no hay políticas estatales que resuelvan nuestros problemas. El movimiento de mujeres de nuestro país, fortalecido por estos veinticinco años de Encuentros y junto a otros movimientos, ha avanzado en conseguir leyes como la de matrimonio entre personas del mismo sexo, de educación sexual, de salud sexual y reproductiva, de violencia y de trata. Estas leyes son el producto de luchas históricas de los movimientos de mujeres, y no del oportunismo y arribismo de algunos políticos, oficialistas y opositores. Pero estas leyes son insuficientes, porque no se las reglamenta, no se las implementa, y principalmente porque el financiamiento es escaso o directamente no existe, con lo que las políticas públicas se convierten en discursos. Estos no son errores: son avasallamientos sobre los derechos de las mujeres; nuestros cuerpos son los depositarios de la violencia y la indiferencia.
Muchos sectores, entre ellos sectores reaccionarios de la Iglesia que cobijan a curas pedófilos y genocidas, trabajan para que las mujeres nos mantengamos dentro del rol que cultural y socialmente se nos asigna: objetos sexuales, madres, esposas de, amas de casa. Quiere reducirse a las mujeres al lugar de productos, de reproductoras de este sistema, subordinadas a las instituciones del Estado, sin derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.
Cuando las mujeres salimos a la lucha, la respuesta por parte de los gobiernos, nacional y provinciales, es la criminalización y la judicialización de la protesta social. Miles de mujeres  tienen causas abiertas, como  las compañeras de Kraft, que son un ejemplo de lucha para las trabajadoras de todo el país. En nuestra provincia, se han abierto causas a las mujeres que han detenido los remates de sus campos, a las docentes que han encabezado la lucha por la educación pública, a las trabajadoras de la salud del Hospital San Martín. Exigimos el desprocesamiento y cierre de las causas contra Ana Costa, Paola Robles, Ivana Vilche, Alejandra Crimella, Cira Muñoz,Lilian Melnik, Gilda Veronesi, Cristina Limba y Silvia Echeverria, integrantes de la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú, expresión de las luchas de todo el país por la soberanía ambiental. Exigimos el desprocesamiento de todas las luchadoras populares y repudiamos y denunciamos la represión que han sufrido en estos días las mujeres de Jujuy y estudiantes de Buenos Aires y que sufren las mujeres de todo el país cuando se oponen a este modelo y estas políticas.
Hacemos nuestra la lucha de las mujeres por los derechos humanos, contra la impunidad y el gatillo fácil. Reivindicamos la lucha de las madres, las abuelas y los familiares de los treinta mil desaparecidos durante la dictadura genocida, las madres del paco, las madres del dolor. En nuestra provincia, todavía no se esclarecieron los asesinatos de Cristian Basualdo y XX [A1] Gomez. Levantamos nuestra voz en unidad y solidaridad con las mujeres de la pueblada de Bariloche, que salieron masivamente a repudiar el abuso policial y el gatillo fácil. Exigimos la derogación de los artículos contravencionales en todo el país. Exigimos la aparición con vida de Julio López y Luciano Arruga y también el esclarecimiento del asesinato de Silvia Suppo y justicia por Natalia Gaitán.
Las mujeres entrerrianas no bajamos los brazos y estrechamos vínculos con las que enfrentan a las empresas multinacionales que saquean nuestros recursos, destruyen nuestro medio ambiente y asesinan a nuestros hijos con la complicidad del gobierno. La lucha de Gualeguaychú, Andalgalá, Esquel, San Jorge, Ituzaingó, dan cuenta de que es posible hacerles frente.
Las luchas ambientales en todo el país, no son solamente por un ambiente sano, sino también por el pleno ejercicio de la soberanía, contra la expoliación de nuestros recursos naturales, como el agua, el suelo y el petróleo; en definitiva, la lucha por la soberanía, como la recuperación de las Islas Malvinas, la defensa de los hielos continentales y de nuestra plataforma submarina. Luchamos por la preservación del Acuífero Guaraní, una de las mayores reservas de agua dulce del mundo. Entre Ríos es el único lugar del mundo que cuenta con una ley antirrepresas, que no se cumple. También por la recuperación del Parque Nuevo y de todos los espacios públicos.
Las mujeres entrerrianas vamos construyendo los caminos necesarios porque hemos aprendido, en estos veinticinco años, que solamente juntas podemos enfrentar la doble opresión.
Hacemos nuestra la lucha de las compañeras de la Fábrica recuperada Ejemplar, que han sostenido con sacrificio ocho meses de toma para conservar los puestos de trabajo, a pesar del abandono del gobierno provincial y la indiferencia, y que pelean todos los días para que Ejemplar sea, como tantas fábricas recuperadas en todo el país, del pueblo y para el pueblo.
Miles de compañeras docentes llevan adelante hace años la defensa de la educación pública, enfrentando las presiones y los descuentos reiterados del gobierno de Urribarri, quien intenta hacer a los docentes responsables de garantizar la educación de nuestros gurises. Saludamos a las docentes de la provincia, que han decidido avanzar en este camino con un plan de lucha a partir del 15 de octubre.
Las mujeres que trabajan en la salud se ponen al hombro, todos los días, la atención de los pacientes en un sistema colapsado, y luchan por aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo.  Las estatales sufren y enfrentan diariamente el acoso y la   discriminación. Denunciamos el incumplimiento del artículo 17 de la constitución provincial, y exigimos ocupar el 50% de los cargos en el ámbito público y privado.
Las trabajadoras de los frigoríficos, de las empacadoras de frutas, de los grandes hipermercados, enfrentan los ajustes de las empresas y luchan por organizarse y denuncian el abandono de las patronales, exigiendo jardines maternales, comisiones de salud laboral controladas por las mujeres y trabajadores, contra el abuso y la discriminación de las mujeres.
Las mujeres de la comunidad charrúa en Maciá resisten el desalojo de sus tierras, que pretenden ser utilizadas para grandes negocios inmobiliarios. Llamamos a todas a resistir el remate de los pueblos como el de Liebig, y a luchar por una reforma agraria para que la tierra esté en manos de los que la trabajan, en camino a la conquista de la soberanía alimentaria.
Cada día son más las mujeres enfrentan la crisis, y se hacen cargo de la difícil situación de no tener qué darle de comer a sus familias. Luchan todos los días por trabajo genuino y por condiciones de vida dignas; por no perder su tierra, sus fuentes de trabajo, defendiendo sus raíces y su cultura.
Levantamos y reivindicamos las luchas de las estudiantes secundarias y universitarias por la educación pública, de las trabajadoras de Paraná Metal, de Kraft, de Ejemplar, que enfrentan a las patronales, y a los gobiernos nacional y provinciales, organizándose frente al abandono y la indiferencia de las burocracias sindicales, exigiendo libertad sindical.
El movimiento de mujeres de nuestro país ha sabido construir un espacio como el Encuentro, en el que se expresan las voces de todas las mujeres que lo componen, en el cual todas luchamos por ser iguales. Para muchas de nosotras, el encuentro es el único lugar donde podemos contar lo que nos pasa, las alegrías y los dolores, donde aprendemos, donde crecemos, donde encontramos a otras. En los Encuentros, parece que nada pasa pero pasa de todo: a lo largo de estos veinticinco años, las mujeres hemos avanzado, y podemos decir con orgullo que muchas de las cosas que se han logrado en el país en materia de género han sido gracias a la pasión, a la profundidad, al compromiso, a los ovarios de miles de mujeres que han trabajado todo el año para llegar a los Encuentros, para organizarlo a pesar de las dificultades y los obstáculos, que han participado de los talleres, que han marchado juntas, que han gritado en las plazas, que han cantado “que a pesar de todo les hicimos el Encuentro”. Con todas nuestras diferencias y nuestros acuerdos, este el espacio que tenemos y entendemos que hay que defender, porque defenderlo significa fortalecernos en camino a conquistar los derechos que nos faltan.
Mujeres del país, vayamos entonces a llenar los talleres, a encontrarnos en las plazas y marchar por las calles. Porque algo cambia en cada mujer que participa,
¡EL ENCUENTRO SOMOS TODAS!

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