viernes, 23 de julio de 2010

Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir

No es sencillo discutir sobre el aborto. Cada una de nosotras pasamos de una manera u otra por esa situación: por que nos tocó, por que acompañamos a una amiga, por que llevamos a nuestras hijas, por que le pasó a una familiar, etc. Creemos que el aborto es la última opción, el último recurso y que ninguna mujer quiere pasar por esa situación. Pero la falta de educación, la falta de anticonceptivos en los centros de salud o una violación pueden derivar en un aborto, que en la mayoría de los casos se hace de forma insegura poniendo en riesgo la vida de las mujeres, provocándoles la muerte o dejando graves secuelas. Es necesario que todas podamos discutir sobre este tema porque, más allá de las distintas opiniones, el aborto en la Argentina es una práctica cotidiana: alrededor de  200 mujeres se atienden por día en algún hospital público del país por complicación debidas a un aborto (sin contar las salitas, las obras sociales y los centros privados).
            Cuando hablamos del aborto, estamos hablando de uno los  problemas más graves  de Salud Publica en Argentina. Las consecuencias de los abortos inseguros han sido la primera causa de muerte materna desde hace veinticinco años en nuestro país. Los Kirchner, que ya llevan seis años en el Gobierno, tampoco hicieron nada. Parece una ironía que la Presidenta se reivindique desde su condición de mujer, hablando de la opresión y la desigualdad cuando en los hechos no ha llevado adelante ninguna política que tenga como prioridad resolver los problemas de millones de mujeres en la Argentina, entre los cuales se encuentran la educación, la salud, el acceso a métodos anticonceptivos y los abortos inseguros. Este Gobierno, por el contrario sigue criminalizando el aborto, penalizándolo, al mismo tiempo que no resuelve ni educación sexual, ni métodos anticonceptivos accesibles para todas las mujeres de país. En Argentina donde existe un alto grado de pobreza, donde la mitad de las mujeres no tienen cobertura de salud y en el cual se realizan entre 450 y 600 mil abortos por año, un Estado verdaderamente democrático no puede sostener la penalización del aborto, ya que esta resulta discriminatoria. 
Son las mujeres más pobres, las que no están en condiciones de pagar un aborto seguro en los círculos clandestinos, las que corren el riesgo no solo de morir, sino también de ir a la cárcel. Es ese temor a ir presas lo que provoca las consultas cuando ya es demasiado tarde, las infecciones y en algunos casos la muerte. Entendemos que la despenalización del aborto es un tema de salud pública, las mujeres no podemos seguir muriendo en la Argentina de una forma brutal y a la vez, fácilmente evitable. Al mismo tiempo la despenalización implica una cuestión de justicia social, ya que son las mujeres pobres las mayores victimas de las leyes restrictivas que impiden el acceso a un aborto seguro. La penalización  no impide que los abortos se  realicen, lo único que logra es obligar a las mujeres pobres a una práctica insegura corriendo el riesgo de morir o de quedar con lesiones graves e irreversibles.
Las estadísticas muestran que en tiempos de crisis como en 2001-2002, las cifras de muertes por causa de abortos crecen significativamente. En nuestro país, la crisis internacional agravada por la política de los Kirchner se esta empezando a sentir reflejada en los altos índices de pobreza, la desocupación, el colapso del sistema de salud, en la educación, etc. En este marco las mujeres, más que nunca debemos estar unidas exigiendo al gobierno de los K, educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Solo la lucha por nuestros derechos va a hacer posible que esta crisis no la paguemos las mujeres ni el pueblo en su conjunto.

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